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Carmen
Ramos
Las
estrellas han hallado otra forma de morir,
Guadalturia, Sevilla, 2013
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Cuando
el universo interior de un o una poeta escapa de los límites del cuerpo, de la
conciencia (o del alma, sin entrar en metafísicas) nace su poesía, o bien, su
realidad se acoge a ella, a su mirada transformadora en palabras. Así es la
poesía de Carmen Ramos, así su poesía la refleja. No me cabe duda de que cada
poeta se retrata, a conciencia o no, en su poesía. Carmen Ramos lo hace desde
una verdad que emociona, una verdad íntima que la escribe como solo grandes
poetas de la talla de Cernuda, por ejemplo, pueden hacerlo.
Sin
embargo, no se confundan. No hablo de una poética basada en una exhibición
impúdica de los sentimientos, sino de una poesía ética y moral que no es ajena
al mundo que la rodea, donde lo personal interactúa con lo público y viceversa,
una poesía habitable, pues, para todos los que compartan, por ejemplo, el vacío
de la pérdida del padre, tema vertebral del libro, figura convertida en el
interlocutor imaginario de algunos de los poemas con más potencia elegíaca. En
este sentido, sobrecoge el primer poema «Vino un tiempo oscuro» (Vino un tiempo oscuro después de ti.).
En estos monólogos dramáticos la poeta hace balance y da noticia al ser querido
de su vida y del mundo tras los años, el tiempo oscuro sin su presencia. Esta
magia —nos informa la poeta en las palabras introductorias— ya la había descubierto
como lectora en un magnífico poema de Javier Das (prologuista del libro)
titulado «En ocho años».
Leamos,
como ejemplo, el segundo poema de Las
estrellas han hallado otra forma de morir:
Yo he visto cómo se derrumba un edificio
Yo he visto cómo se derrumba un edificio
por el que sobrevoló tantas veces Superman.
Y cómo los políticos lloraban al ver desteñirse las banderas
y cómo los números en las pantallas afilaban el miedo
y cómo el mar se ha coronado de cemento
y cómo la piel se colorea y el odio se reinventa.
Por lo demás todo sigue más o menos igual:
Venecia se hunde,
hay hambre en África,
mandan los de siempre.
Sirva
este poema como modelo de una poética que combina la contención emocional
(palabras dirigidas al padre) y el compromiso crítico embargado en un
escepticismo que se asume en un tiempo oscuro sin Superman. Así, el espacio de
la poesía de Carmen Ramos es una casa donde puede habitar la elegía con poemas
brillantes como el siguiente:
Cómo borrar
Porque nunca se borrará el dolor de nuestros ojos,
por mucho tiempo que pase.
Porque por mucho que el Sol nos abrase
harán falta millones de milenios
para que los océanos se evaporen.
Como
vemos, se trata de un poema, una imagen cósmica en conexión con la naturaleza
del título del propio libro.
Pero
también la casa poética de Carmen Ramos tiene grandes ventanales por los que se
cuela la luz (un lenguaje que busca la sencillez para establecer una poesía
figurativa, de línea clara: «Autopista hacia el cielo») y
por donde se aprecia una buena panorámica del mundo (ahora la imagen estelar de
la obra adquiere una dimensión histórica y social con poemas críticos y reflexivos
como el epistolar «Querida Lynndie England» o «Algunas cuestiones importantes»).
Claramente, estamos ante una voz que concilia una mirada lúcida, pacífica,
irónica, crítica, que entraña una doble elegía: personal y pública, una voz que
no es indiferente a la oscuridad del mundo, una voz que denuncia esa
indiferencia con un lenguaje propio indiscutible y actual:
(Salva)pantallas
Demuéstrame que existen
bellos paisajes lunares
desiertos como lechos
lluvias de estrellas
como las que me muestras
sobre las pantallas
en que trazamos ocho (o diez)
horas de vida.
Te empeñas en mostrarnos
niños famélicos
guerras espectaculares
falsos inocentes
a la hora de comer
(o antes de dormir)
Nos aborregan en la desgracia,
nos acostumbramos a la indiferencia.
¿(Sobre)vivimos?
Significativamente,
el título del libro Las estrellas han
hallado otra forma de morir responde al titular una noticia científica y
real (como la vida misma). Solo la selección de esas palabras y su trasvase al
título de un poema o de un libro nos aclara ya algo de la poética de Carmen
Ramos. Efectivamente, saber ver, sentir y expresar una realidad y una
sentimentalidad nunca es fácil, aunque se trate de transmitirla con aparente
sencillez, consiste también en saber descubrir la poesía en un titular de
prensa, algo tan aparentemente cotidiano. Un titular que trasciende no solo por su belleza, sino porque la poeta, al reproducir estas palabras (Las estrellas han hallado otra forma de morir), sobre todo, está vivificando la figura del ser querido, pues en su monólogo ideal imagina que él escucha su voz interior, su lectura periódica, su vida presente.