domingo, 28 de septiembre de 2008

Mientras tú cantas


Quien pasee por los poemas de Mientras tú cantas, primer poemario de Rosario Pérez Cabaña, podrá escuchar una voz melodiosa, abarcadora y precisa al mismo tiempo. Encontrará asimismo palabras hilvanadas al ritmo de cierto son transoceánico, pues la música aquí no sólo es una cuestión de forma, sino también de fondo, clave que se proyecta sobre la experiencia sentimental de la poeta en un tema central: el amor y la esperanza. El amor, su canción que salva, cuyo fruto es la esperanza. La esperanza, consecuencia que alimenta el amor, su canción. Son, en definitiva, una ecuación natural en esta poesía cuya incógnita se encuentra en el símbolo, sin duda. Por ejemplo, las manos, que se abren y se cierran, como latidos de un corazón. Una voz imprescindible, insólita y nueva, para quien quiera comprender y completar un estado de la cuestión de la poesía española actual.


Os invito a leer este poema “El ángel de la Carbonería”, que selecciono por ser un homenaje entrañable al lector de poesía, a la poesía misma. Y también a un lugar cultural y bohemio tan histórico como es “La Carbonería” en Sevilla. A través de un juego intertextual, la poeta describe una escena en este espacio que se desdobla en el subconsciente del personaje ausente, olvidado de esa realidad, y la vez, dentro de otra: del libro que lee, las Rimas, de Bécquer. Brillante la carambola lírica en el juego de palabras:



EL ÁNGEL DE LA CARBONERÍA


Sergio Lira lee en un rincón.

La mano cóncava, los dedos juntos, apenas

rozando el centro ocoso

que separa en dos mitades toda historia.

Cualquier alma no iniciada

podría haber encontrado de repente la pureza.

Lúcido Lira

sin esperar que algún cantante de rock o de tango sin burdel

lo convierta en friki taciturno;

A él, que solo aspira a leer en el ángulo oscuro, tal vez olvidado.



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