lunes, 14 de julio de 2008

La vida nueva


La vida nueva es el último titulo del poeta Eduardo García, título dantesco que ya se anunciaba, de alguna manera, en su breve poemario anterior Refutación de la elegía, en el que Eduardo García parecía abrir una nueva vereda en su poesía, una apuesta hacia la vida y la alegría de vivir. Emociones mucho más difíciles de expresar a través de la reflexión poética, una reflexión que va más allá de la filosófica, pues se prefiere el camino de la intuición intelectual al de la sistematización terminológica. La exploración del lenguaje en el pensamiento y del pensamiento en el lenguaje es el eje que domina toda la obra del poeta. Es ahora cuando los límites de la realidad se expanden más allá de sí misma a través del símbolo, y donde los límites de la poesía son los impuestos por la misma realidad, pues de otro modo se caería en lo absurdo, en lo irracional, en la oscuridad de una poesía que se mira a sí misma sin decirse absolutamente nada. Por eso, la poesía de Eduardo García sí nos habla de frente y nos mira a los ojos como el espejo en el que nos miramos cada mañana. Y es por ello que selecciono este poema del libro que me ha gustado especialmente:


RITUAL DE LAS AGUAS

Si al lavarme las manos las desnudo
del rastro de mis pasos, si ya el agua
en ágil torbellino
va arrastrando la ciénaga adherida,
la polvareda, el vértigo, las máscaras,
si se descascarilla el tono sepia de los sueños,
va aflorando la luz, ya se abre paso
la brisa entre mis manos, ya despierta
bajo la piel el manantial,
la sangre vierte su latido errante
atravesando músculos, tendones,
devolviendo la carne a su alta cumbre,
su pálpito sin freno, sus turbios aletazos,
y al secarme las manos las despojo
del letargo y sus restos de cenizas,
las regreso a su vuelo de pájaro en la aurora
con sus dos alas blancas
inaugurando el día, acariciando
tanta vida ya a punto de brotar.

2 comentarios:

Juan Antonio Bernier dijo...

Enhorabuena por el blog, Dani!
Abrazo, tu amigo.

Daniel G. F. dijo...

Gracias, Curro. Me gustan los troncos pintados de blanco y tu modo de proceder. Un fuerte abrazo.