viernes, 13 de noviembre de 2009

HIJA






APENAS cinco meses que has nacido
levantas tu cabeza y te mueves alegre
como carrizo al viento —en equilibrios—
con el ímpetu mágico de los ojos que ven
en un grano de arena el universo.

Mis manos te sostienen y te suben al cielo
para verte reír —mientras me miras—
en un instante eterno,
diminuta y perpleja vigía de esperanza
que adviertes por encima de mis hombros
de gigante y extraño conmovido
el sueño que proyecta nuestra sombra,
el límite expandido de mi tiempo:

el fructífer
o árbol de mi vida.


martes, 10 de noviembre de 2009

Señales de vida, de Juan Antonio González Romano



Señales de vida es el primer poemario de Juan Antonio González Romano. Con formas de la tradición popular como la soleá o la seguidilla el poeta conforma un poemario lleno de pensamientos, sentencias, juegos y emociones en torno a la vida, el amor y la muerte. Un libro, efectivamente, que con formas populares aborda temas trascendentales de manera sencilla y profunda. Se consigue así un efecto de clamor flamenco ante la fugacidad de la vida, pasando por estas composiciones tópicos clásicos continuamente referidos a los tres temas universales (amor, vida, muerte) como el carpe diem o el cotidie morimur.


El autor nos advierte en el poema liminar “Diálogo del autor con Antonio Machado” sobre el peligro de afanarse en la lenta perfección frente a la rapidez que exige el poco tiempo que tenemos. Se trata de una actitud vital, epicúrea, de consumir, saborear, exprimir los días de la mejor manera que se confirmará en las siguientes composiciones como la mejor forma de enfrentarse a la muerte, tema que me parece el más importante de los tres, donde se percibe estoica y dignamente, la mirada hacia lo fatal.


La primera parte, “De cadencias” comienza con un poema que confirma estas palabras introductorias:


Esta noche nos amamos

ajenos a nuestra suerte,

sin pensar en el mañana…

mañana será otra muerte.


Mención aparte merece el sonetillo “(Homenaje a Manuel Machado)”, un guiño intertextual con el famoso sonetillo “Verano” de don Manuel.


Continúa la siguiente parte “Sguidillas” en el mismo tono luminoso y corpóreo que el sonetillo.

En la parte titulada “Seguidillas (casi) intrascendentes” y en la última “Soleares”, el poeta continúa el juego intertextual con otros autores como Catulo, Berceo, Manuel Machado, Guillén o Neruda que permite una distancia justa para ironizar, desenfadarse con la vida a través de la poesía.


Estas últimas soleares son las que más me interesan por su intensidad contenida. Hay muchas que podríamos seleccionar, pero os dejaré con la que me parece que resume el quehacer del poeta o del filósofo que hay en cada ser humano:


Vivir: caminar a oscuras.

Porque al fin y al cabo el hombre

solo es dueño de sus dudas.


Se agradece estas Señales de vida en el panorama poético actual por atreverse a manifestar el espíritu popular en versos que condensan la profundidad individual del poeta. No en vano son su testimonio, sus Señales de vida.



lunes, 2 de noviembre de 2009

Sonetillo contra la crisis mundial


Aunque no suelo presentar mis poemas aquí, hoy haré la primera excepción para compartir con vosotros este poema que acabo de terminar. Quizás porque aún tenga fresca la lectura de Señales de vida, de Juan Antonio González Romano donde entre otras bondades se homenajea a Manuel Machado en la forma y en el fondo de los propios poemas. Gracias, pues, a Juan Antonio por contribuir a esta inspiración:



TIRANO


(A todos los desaprensivos responsables, con Manuel Machado)


Chavales

rayados.

Bajados

jornales…


Locales

chapados.

Parados

geniales…


Vacía

cuantía,

desgrano…


Repleta

careta:

tirano.



D.G.F.