viernes, 12 de agosto de 2011

METAPOESÍA: CUANDO EL POEMA HABLA DE SÍ MISMO IV (lección 8 para un taller de poesía con Jaime Gil de Biedma)






EL JUEGO DE HACER VERSOS


El juego de hacer versos
—que no es un juego— es algo
parecido en principio
al placer solitario.

Con la primera muda,
en los años nostálgicos
de nuestra adolescencia,
a escribir empezamos.

Y son nuestros poemas
del todo imaginarios
—demasiado inexpertos,
ni siquiera plagiamos—

porque la Poesía
es un ángel abstracto
y, como todos ellos,
predispuesto a halagarnos.

El arte es otra cosa
distinta. El resultado
de mucha vocación
y un poco de trabajo.

Aprender a pensar
en renglones contados
—y no en los sentimientos
con que nos exaltábamos—,

tratar con el idioma
como si fuera mágico
es un buen ejercicio,
que llega a emborracharnos.

Luego está el instrumento
en su punto afinado:
la mejor poesía
es el verbo hecho tango.

Y los poemas son
un modo que adoptamos
para que nos entiendan
y que nos entendamos.

Lo que importa explicar
es la vida, los rasgos
de su filantropía,
las noches de sus sábados.

La manera que tiene
sobre todo en verano
de ser un paraíso.
aunque, de vez en cuando,

si alguna de esas noches
que las carga el diablo
uno piensa en la historia
de estos últimos años,

si piensa en esta vida
que nos hace pedazos
de madera podrida,
perdida en un naufragio,
la conciencia le pesa
—por estar intentando
persuadirse en secreto
de que aún es honrado.

El juego de hacer versos,
que no es un juego, es algo
que acaba pareciéndose
al vicio solitario.


Jaime Gil de Biedma
            Moralidades, 1966

2 comentarios:

ESPERANZA. G dijo...

Dani, me parece muy interesante esta iniciativa que has tenido, no me he perdido ninguna lección, los autores se lo merecen. Un beso

Daniel G. F. dijo...

Gracias, Esperanza, por tu interés y tu comentario. Besos.